Serbia siempre ha estado repartida entre Oriente y Occidente, no sólo en sentido geográfico, sino también política y culturalmente. Al comienzo, la propia Serbia se encuentra entre los Imperios Bizantino y Romano, luego se convirtió en una frontera entre el Imperio Otomano y el Occidente cristiano. Esta posición durante siglos en el camino de las conquistas de los ejércitos de ambas partes ha dado lugar a constantes migraciones y mezcla de poblaciones. El resultado en Serbia es una sociedad multiétnica, multicultural y multiconfesional.
Incluso durante el comunismo los habitantes de esta región oscilaban entre el Pacto de Varsovia y la OTAN. A diferencia de otros países post-comunistas en la región, la sociedad serbia tiene una educación más integral, un enfoque más contemporáneo de la vida, un mejor conocimiento de lenguas extranjeras y está más dispuesto a aceptar las nuevas tecnologías y las nuevas formas de vida.